Al ir a comprar a El Corte Inglés, he vuelto a los tiempos de excelencia en el trato al cliente

Filed in Comunidad de Madrid, Mi experiencia con... by on 31 diciembre, 2022

Lo primero que voy a aclarar es que no me pagan por este artículo. Solo voy a relatar lo que he vivido en esta semana de Navidad 2022; mi experiencia como testigo directo con El Corte Inglés.

 

Vivo en el campo, pero en el campo campo. Me cuesta salir de casa y mucho más me cuesta ir de compras pero, en estas fechas, no me queda otra.

Tenía claro los regalos que iba a comprar y vi que los tenían en El Corte Inglés. Y como no me gusta comprar online, aunque me cueste mucho el gasoil y me lleve mucho tiempo, me bajé a la capital hasta en tres ocasiones distintas esta semana.

El caso es que llevo años viendo y viviendo cómo se ha deteriorado el trato al cliente hasta límites impensables.

A cualquier tienda que vayas a comprar, te atendieses, te preguntas, te contestas, pagas y te cobras -pues muchos grandes comercios ya ni siquiera tienen casi personal en cajas, sino cajeros para que te cobres-. Un verdadero asco que te genera mal rollo y más ganas, aún, de no ir a comprar.

La gente que tenemos cierta edad hemos visto cómo la atención personalizada al cliente se ha perdido en cero coma. Y puedo asegurar que a todos nos encanta el buen trato.

En fin que, yendo al titular, me bajé a Madrid a ver algunas tiendas de ropa -de esas marcas tan famosas que están por todos los sitios-, pero cuya atención directa al cliente no existe. Después de estos años, aprendí que no sirve de nada preguntar si tienen una talla inferior o superior porque, si tienes suerte de ver a algún dependiente o alguna dependienta, te van a contestar que si no hay ahí es que no hay. Y, por supuesto, sin ni siquiera mirarte a la cara y con mal rollo. Están a no se sabe qué…

Así que, miré ropa en algunas de esas tiendas tan conocidas y no compré nada porque no me gusta estar en sitios así.

Pero luego, entré en El Corte Inglés de Goya -hacía unos cuantos años que no iba- y ¡Madre mía! ¡Qué maravilla! Volví a lo mejor de hacía unas décadas.

Lo primero que vi es que la inmensa mayoría de las dependientas y los dependientes tienen más de 45 o 50 años. Eso ya hace que sepas que te van a atender grandes profesionales. No olvidemos que esa franja de edad supone experiencia, conocimiento en su profesión, saber hacer y saber tratar al cliente con una exquisita educación. Es distinto a todo lo demás. Es tan distinto que te sientes como hace muchas décadas cuando todo tenía una excelencia de la que hemos sido testigos de cómo se ha ido perdiendo en el día a día.

El caso es que estuve allí, mirando todo, a mi aire, pero sabiendo que si necesita la ayuda la iba a tener, porque siempre se acerca alguien para recordarte que si necesitas ayuda, ahí están ellos. ¡Increíble! ¡Pero si ahora ya ni te atreves a preguntar en una tienda porque te miran como si fueses un bicho raro!

A lo que iba. Efectivamente, necesité de su ayuda (en Zapatería). Y fue una maravilla. No tengo palabras para describir a esas grandes profesionales tan implicadas con los clientes. ¡Qué amables, atentas, agradables y educadas! Miraron a ver dónde estaba el producto y la talla que necesitaba y, rápido, me lo trajeron. El caso es que el cliente se vaya absolutamente satisfecho. ¡Lo ya no visto desde hace tantos años…!

Además, cómo se agradece esa sonrisa, los uniformes, la chapita con el nombre, la amabilidad, el conocimiento por el producto, la pasión por atender bien al cliente… Es todo increíble, en el sentido de que ya no existe casi eso… ¡Espectacular!

Siguiendo con mis regalos, me fui a la sección de Escritura para comprar un artículo del que no quedaban existencias en ningún lugar. Pues bien, el dependiente -que ante mi desconocimiento del producto, me estuvo aconsejando lo mejor-, fue encantador, amable, educado y todo lo que se pueda decir en positivo. Me tomó nota; lo encargó; no pidieron el pago por adelantado y me dijo que me llamarían el 30 de diciembre (tres días después), para recogerlo.

Ya era el día 30 de diciembre y yo, con mis prisas, como no me habían llamado a la hora que yo consideraba, llamé al 900 que tienen de atención al cliente. Sin embargo, saltó un contestador automático diciendo que como estaban todas las líneas ocupadas, me devolverían la llamada.

Pero justo al colgar, me llamó una dependienta súper agradable de El Corte Inglés de Goya para decirme que tenían mi pedido para que pudiera recogerlo. ¡Genial! Ya podía ir a por él antes del Fin de Año.

A las dos horas, me encaminaba yo a Madrid para recoger el regalo. Estando allí, me pasé por la zona de Apple, pues necesita comprar unos auriculares. Al ver al hombre que me iba a atender, me sentí una afortunada. Un hombre con muchos años, quizás, rozando los 60. ¡Maravilloso! Como no podía ser de otra manera: un gran entendedor, súper amable, educado… En fin, ¡una maravilla volver a esa atención y con ese tipo de trabajadores!

¡Ah! Y todo te lo envuelven para regalo y no te cobran por ello. Es decir: como antiguamente. ¡Una maravilla! ¿Quién no querría volver a vivir los 80? Pues esto, en cuanto al trato al cliente, es volver a eso: a lo mejor.

 

En la imagen: muestra de algunos de los regalos comprados en El Corte Inglés.

 

¡No daba crédito!

Mientras salía de allí, me llamaron hasta en tres ocasiones seguidas del 900 de atención al cliente. Al cogerlo, no crean ustedes que era una máquina con los típicos mensajes automatizados. ¡No! ¡Era una persona! Una trabajadora que me llamaba para decirme que tenían una llamada mía y que querían saber qué necesitaba… ¿Perdón? ¡No me lo podía creer! Pero, de verdad, ¿qué empresa hace eso? ¡Me llamó una persona para saber qué necesita! Estoy tan gratamente sorprendida que, por ello mismo y en agradecimiento, estoy escribiendo estas líneas.

Me sentía tan maravillada de tanta magnífica atención que solo pude decirla que ya estaba resuelto aquello y que quería decirles lo encantada que estaba con todo el personal de El Corte Inglés por su profesionalidad y maravillosa atención al cliente. ¡Me llamó una persona cuando eso ya no se hace! Es más, como quieras hablar con alguna tienda de estas grandes marcas, ya puedes enviar un correo electrónico y esperar a que te contesten -si es que te contestan de forma personalizada, pues suele ser una respuesta automatizada-.

En fin que, al igual que en este mismo medio he contado mis malas experiencias con otras empresas, en esta ocasión quería felicitar y dar las gracias a las/los profesionales de una empresa, que en este caso es El Corte Inglés, por hacer que me haya vuelto a mi hogar con mis maravillosos regalos, envueltos por ellos, y con un trato tan excelente como hacía años y años que no había recibido.

¡Gracias, mil gracias y Feliz 2023!

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