La mutilación de los árboles urbanos de Valdepiélagos me produce dolor de alma

Cuadrillas con motosierras. Árboles mutilados. Eso es lo que estamos viviendo desde hace meses por nuestros pueblos y en el caso que nos ocupa: en Valdepiélagos.

 

EDITORIAL

 

Hace ya unos 20 años publiqué un artículo sobre la mutilación que hicieron a los árboles de la entrada de Valdepiélagos, -a lo que los ignorantes llaman poda-, y dije que eso provocaría estrés y enfermedades en todos aquellos ejemplares.

 

En aquel momento, algunos osaron a decir que yo exageraba. Pasados los poquitos años, cada uno de ellos me daba la razón.

 

(Imagen de uno de los muchos árboles que sufrió mutilaciones. Se puede ver su posterior crecimiento en absoluta  desarmonía con la Naturaleza y estrés. La imagen habla por sí sola.)

 

Ahora, lo último que está de moda en Valdepiélagos, -un municipio declarado como Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA)-, es mutilar el arbolado urbano llamándolo “poda”. Y mientras me duele profundamente el alma, las tripas me dan vueltas como si estuviesen en una centrifugadora.

 

Si a un niño pequeño le pides que dibuje un árbol, lo pintará con raíces (o sin ellas), tronco, ramas y toda su copa llena de hojas en su máximo esplendor.

 

Sin embargo, cuando deciden los Ayuntamientos, año tras año, “podar”, lo que vemos que hacen esas cuadrillas con motosierras es dejar el tronco y tres ramas por donde no podrán brotar las hojas. Es decir: sin ramas, sin copa y sin hojas.

 

 

Sin sentido común, sin sentimiento ni respeto por el Reino Vegetal, llenos de ignorancia y con prisas por acabar haciendo gala de aquello de: “Cortar por lo sano”, no vamos a ningún sitio que no sea acabar con nosotros mismos.

 

No sé de dónde sale esa gente ni por qué se les contrata, pues es evidente que su única habilidad consiste en poner en marcha una herramienta con la que cortar todo lo que les venga en gana y que, por supuesto, a esos Ayuntamientos les da igual.

 

 

Lo que se ha hecho con el arbolado urbano de Valdepiélagos es una mutilación terciada, que consiste en eliminar toda la copa, dejando solo alguna de sus ramas principales con un tercio de su longitud natural. De ahí el nombre de terciada.

 

Y todo esto ha sido absolutamente abusivo y contra natura.

 

(En la imagen se pueden ver los nudos formados por ramas jóvenes que se les han ido cortando, año tras año).

 

Lo primero que deben saber los que gobiernan, que no me gusta ese verbo si no el de gestionar, es que las podas se hacen cada muchos años y de forma muy cuidadosa.

 

Al frente, dos árboles mutilados y los de atrás, con su copa antes de ser cortada.

 

Un daño irreversible

 

El daño ocasionado a la salud de los árboles es ya irreversible. A eso, se puede añadir un elemento estético que es su imagen deformada. Como malamente puedan, intentarán brotar a través de minúsculas ramitas, donde se podrá observar su estrés por la mutilación a la que han sido sometidos, y que, la misma, impide realizar sus funciones vitales. ¡Patético y de locos!

 

Su estrés será tal que cuando broten esas pequeñas ramas lo harán sin armonía, sin sentido, sin orden, sin fuerza y en un completo desastre. Esas heridas causadas a cada uno de los árboles provocará infecciones con un debilitamiento del árbol hasta que se muera. Pero morirán mostrándonos a todos la imagen de su sufrimiento por lo que hemos hecho con ellos. Su copa estará enmarañada y desfigurada y con una absoluta imagen de estrés por sobrevivir a la tortura de la mutilación. ¡Qué escazo y rabia siento!

 

 

Eso sí, luego te vienen diciendo que están haciendo reforestaciones en una parcela!!!! Yo me pregunto qué sin sentido es todo esto. Yo respeto la vegetación y, además, reforesto. Y no se me ocurre acabar con los árboles ya crecidos porque esté con unos plantones de cara al futuro.

 

Además del respeto que hay que tener por nuestra vegetación, los árboles nos proporcionan sombra y mejoran la calidad del aire, algo tan elemental que parece que algunos ya han olvidado o no les importa ni un rábano. Pero además de esto, las copas de los árboles son refugio de aves.

 

Aquí se pueden ver todas las ramas cortadas

 

Las fuentes, cerradas a cal y canto

 

Es muy doloroso ver, en estos últimos años, cómo en Valdepiélagos tampoco importa esto. La vida de nuestra fauna parece ser que es indiferente, pues incluso todas las fuentes están cerradas a cal y canto.

 

Gracias a los pequeños pilones de las fuentes de los pueblos, las pequeñas aves pueden beber, especialmente cuando llegan los meses de máximo calor. Y ¿a quién le importa?

 

La fuente de La Tejera, seca

 

Pregunté al alcalde de Valdepiélagos, Pedro Cabrera, por qué están cerradas todas las fuentes y su respuesta fue que el agua que sale de ellas es del Canal de Isabel II y que cuesta dinero al Ayuntamiento. Y que los vecinos de El Frontal se llevaban miles de litros de allí. Sin embargo, El Frontal tiene un pozo comunitario que más quisiera el propio casco urbano tenerlo. Es decir: precisamente ellos no necesitan ir a la fuente a coger agua. Quizás de otras zonas sí, pero ellos no.

 

Sin embargo, sí necesitan del agua la fauna urbana y la salvaje. El agua es vida. Y no hay agua por ningún lugar de Valdepiélagos y eso que su nombre significa: El Valle de las muchas aguas. ¡Qué paradoja!

 

En resumen, que si las aves no tienen agua y no tienen árboles donde cobijarse, no tendremos aves. No habrá biodiversidad urbana.

 

 

Sin vegetación y sin animales, el humano está muerto

 

El verano del 2022 fue especialmente caluroso por su tremenda ola de calor. Me dolía el alma de ver la fauna agonizando de sed. Y aquí ya no hablo solo de aves, sino de todo tipo de animales como puedan ser conejos, zorros y corzos.

 

¿Tanto costaría que las fuentes tengan agua en sus pilones y crear unas pequeñas charcas para los animales? Realmente, me da igual lo que cueste porque nosotros hemos llegado después de los animales y ellos tienen derecho a tener agua y, hasta eso, les hemos robado. Su vida o extinción no puede estar basada en el precio del dinero.

 

Volviendo a los árboles, aquí no necesitamos motoserreros ni gente con títulos que solo sirven para legalizar lo que va contra natura. Necesitamos personas que tengan sentido común y sepan lo que se traen entre manos, que es, nada más y nada menos, nuestro futuro en esta tierra. Y ésta radica en el respeto por el Medio Ambiente y la Fauna.

 

Tala de árboles en el Arroyo Seco

 

Para seguir destruyendo nuestro entorno, llevamos ya más de una semana teniendo que soportar cómo las motosierras están talando árboles del Arroyo Seco, como actuación de labores de limpieza del Ayuntamiento de Valdepiélagos.

 

Digo yo que la limpieza de un arroyo se hace de maleza, pero no hay que cortar árboles, excepto si hay alguno que está enfermo y previo informe sobre el mismo.

 

 

Me personé allí con otra persona, entendida en la materia, y nadie controla a los que operan con las motosierras. Son ellos, dicho por ellos mismos, los que deciden los árboles que se cortan. ¡Una auténtica locura!

 

Están talando árboles sanos y de más de 70 años. ¿Por qué tenemos que aceptar que cualquiera tale los árboles que quiera?

 

Justamente, en esa zona habita un búho, pues todas las noches le oigo ulular. Pues bien, cuando estuve allí, durante la tala, les pregunté si eran conscientes de aquello y me dijeron que lo desconocían.

 

Como ciudadana activa que soy, el pasado 15 de febrero llamé al Seprona y me instaron a personarme en el Ayuntamiento de Valdepiélagos para pedir copia del informe técnico medioambiental de la tala de árboles que se están ejecutando en el Arroyo Seco, pues en el mismo debe haber un informe detallado de cada uno de los ejemplares y el motivo por el que se pretende talar.

 

Sin embargo, las cosas se están haciendo sin criterio y sin supervisión. Y, a fecha de hoy, nadie del Ayuntamiento ha contestado.

 

 

Me dijeron que tienen el permiso de la Confederación Hidrográfica del Tajo, pero no olvidemos que esos permisos son iguales para todos los ayuntamientos y que la Confederación no entra en detalles de lo que se puede o no hacer, sino que los da pensando en labores de limpieza de maleza.

 

Así las cosas, puedo asegurar que estoy más que harta de ver lo que se está haciendo sin conocimiento, sin respeto, sin sentimiento, sin informar a nadie y sin sentido común.

 

Lo siento enormemente, y con toda mi alma, por los árboles y por toda la fauna que se están viendo afectados por estas desastrosas actuaciones.